Nuestro sindicato no sirve para conformarnos con ser meros transmisores de noticias, de órdenes, de instrucciones, de opiniones, que tenga el titular de turno del ministerio o de la Consejería de Educación. Por esta razón, reflexionamos sobre la problemática de nuestros centros y hablamos con conocimiento de causa porque todos los días vamos al “tajo”. Le pedimos opinión a nuestros compañeros y la compartimos con todos vosotros.

Hoy nos preocupamos por otro sector de nuestro Sistema Educativo Público Andaluz: LA EDUCACIÓN ESPECIAL.

Durante estas semanas, la ministra de Educación, Isabel Celaá, ha comparecido en diversas ocasiones refiriéndose a las dificultades que está planteando esta situación en el proceso de escolarización de los alumnos y la creciente preocupación sobre las condiciones en las que nos encontraremos al retomar el curso tras el confinamiento. Así mismo, a través de las Direcciones de nuestros centros, nos llegan las opiniones y posibles medidas que, desde la Consejería de Educación, se plantean tomar en nuestra comunidad autónoma.

En ninguna de estas informaciones, hemos escuchado o visto referencia a los alumnos con “Necesidades Educativas Especiales”. En esta época en la que hablamos y defendemos la atención a la diversidad, y en la que ellos necesitan de recursos y estrategias que el sistema educativo no puede ofrecer.

Hablamos de niños y jóvenes de edades comprendidas entre 3 y 21 años, escolarizados en centros de educación especial o pertenecientes a aulas específicas en centros ordinarios.

La gran mayoría de ellos, presentan muchas limitaciones en las diferentes áreas de su desarrollo, lo que les convierte en personas totalmente dependientes y vulnerables, que precisan del apoyo, intervención o mediación de un adulto para comprender y desenvolverse de la forma más adecuada posible en su entorno habitual, siendo su capacidad de comprensión muy limitada, y con necesidad de unas rutinas y un ambiente controlado, seguro y lo más predecible posible.

Otro factor coadyuvante es que, por lo general y, en el día a día, casi todos tienen terapias, actividades de ocio con asociaciones específicas o ayuda a domicilio para las tareas de autonomía personal cuando termina la jornada escolar para ayudarles no solo a seguir evolucionando sino también, a ocupar un tiempo que ellos, por sí mismos, difícilmente pueden lograr.

Existe también un porcentaje importante de familias que hacen uso de la residencia escolar o de programas de respiro familiar para poder sostener la educación y atención de su hijo con discapacidad de un modo más sosegado y beneficioso e intentar que la dinámica familiar y su propio proyecto de vida familiar no quede irreversiblemente deteriorado.

Expuesta esta situación, intentando adoptar una postura empática a la que todos estamos llamados, y mirando dentro de nuestros propios hogares y nosotros mismos, preguntamos: ¿podemos imaginar cómo están sosteniendo ellos esta situación de confinamiento? Creemos que es imposible acercarnos con la imaginación, ni tan siquiera nosotros, los profesionales que nos dedicamos a su educación, a la realidad que están viviendo y que nos llega a través de las familias.

De un día para otro, sus rutinas, sus disciplinas y sus figuras referenciales han desaparecido, y esto les genera frustración y desequilibrios que conllevan en muchos casos conflictos importantes en casa a nivel conductual cuya solución no está en “tener permiso” para salir a dar un paseo a la calle con un lazo azul (qué acción más discriminatoria e impropia de la inclusión), ya que, para muchos salir a la calle es un motivo de frustración más, ya que, no pueden ir a los sitios habituales o coincidir con las personas que esperan, es decir, no son sus rutinas.

Tenemos evidencias de que muchas familias, actualmente, después de un mes de confinamiento, están viviendo situaciones límites sostenidas (escuchar llantos, agresiones, falta de sueño, problemas conductuales,

imposibilidad de atender otras necesidades del hogar…) con escasas esperanzas de que puedan tener una solución que les dé un respiro a corto y medio plazo. ¿Quién se ocupa de ellos?

Sus familias no solo están preocupadas y vulnerables, ante esta nueva situación que tiene que solventar, sino que también temen por su INVOLUCIÓN, saben lo que les afecta los largos periodos sin sus rutinas, sin sus terapias… Como respuesta a esta necesidad, desde hace varios años, en la mayoría de los centros de educación especial y en muchas asociaciones de familias con hijos con discapacidad se desarrollan escuelas de verano o escuelas de vacaciones (pues se realizan en todos los periodos vacacionales) con el objetivo, no solo de descargar a las familias y de favorecer en estos periodos la conciliación de la vida familiar y laboral, sino también, para garantizar que nuestros alumnos, al menos, mantengan los logros alcanzados en su desarrollo como persona.

Y los profesionales que trabajamos con ellos, ¿qué estamos haciendo desde que se cerraron las aulas?

La gran mayoría de centros educativos han adaptado sus clases a un formato digital que permite dar una relativa continuidad al proceso de enseñanza-aprendizaje. Nuestra ministra asegura que el curso no se da por finalizado y que sólo un 12% del alumnado está mostrando dificultades para adaptarse a estas circunstancias. Insta a las comunidades a que se identifique a estos alumnos, asociando su problemática a otras previas, como el nivel socio-económico, limitaciones en el acceso a internet o a herramientas tecnológicas adecuadas (ordenador, tablet, móvil…). En ningún momento hay mención alguna sobre el alumnado con grandes necesidades de apoyo, alumnos cuyas características no son compatibles con una intervención a distancia.

En la mayoría de nuestros alumnos y alumnas, es evidente que la carga curricular no es un elemento clave en nuestra intervención. Sí lo es el apoyo que necesitan para mantener una estabilidad emocional y habilidades generalizadas que les permitan disfrutar de una vida plena y con la mayor autonomía posible. Es por ello, que el impacto del confinamiento general en este perfil de alumnado, puede traer consecuencias graves que afectan y afectarán a su día a día y, sobre todo, en su evolución.

Podemos asegurar que, si todos los profesionales de la educación están poniendo todo su empeño, los de la educación especial nos estamos reinventando, estamos intentando hacer llegar nuestra tarea en el aula al hogar de todas las formas posibles, adaptándonos a cada chico y situación.

Pero, lo que consideramos más relevante, dentro de todo lo que estamos haciendo, es mantenernos conectados con ellos (videollamadas, llamadas de teléfono…) y con sus familias, hemos pasado a ser (aunque ya lo éramos) tutores 24 horas, todos los días de la semana. ¿Por qué? Porque es la única forma de sentirnos útiles, mostrar nuestra disponibilidad, estar ahí.

Aun así, nuestra impotencia es enorme. Sabemos que no podemos ayudarles a contener una conducta agresiva, sabemos que muchos se sienten frustrados porque no pueden realizar en casa tareas que le proponemos (ellos identifican esas tareas con el contexto escolar), sabemos que tiene que atender a otros hijos, y no tienen ni tiempo ni fuerzas o que necesitan de un respiro que no podemos facilitarles. Nos agradecen el estar ahí, pero carecemos, desde nuestra posición y en las circunstancias actuales, de estrategias para dar respuesta, otra respuesta.

Ante esto, lanzamos la petición de que se tenga en cuenta este escenario a la hora de proponer medidas para la vuelta a las aulas o la atención de todo el alumnado, incluido el nuestro. En muchas ocasiones anteriores, hemos manifestado la necesidad de que exista una coordinación entre las distintas administraciones, educación, bienestar social y salud, ahora más que nunca es prioritaria (en estos momentos hay algunos alumnos ingresados en unidades de salud mental), en la atención a las personas dependientes debe contemplarse también la respuesta a estos alumnos y a sus familias, la vuelta a los centros debe de contemplarse, con las medidas pertinentes, con los recursos necesarios y priorizando colectivos.

Por favor, somos ESPECIALES (preferimos este término a los otros que quieren tapar nuestra esencia), pero no por ello nos hagan sentir olvidados.

LA PLATAFORMA INFORMA 13 – abril 2020